
Un ciclo, nada más. Cuando acaben las fiestas, ese ciclo volverá a empezar de nuevo. Todo se construirá sobre las mismas bases, una, y otra vez, alternando tedio, y un punto de esperanza en un futuro que quizás nunca veamos. Las mismas calles albergarán otros edificios, y olvidarán aquello que una vez fueron, para de nuevo, ser sustituídos por otras construcciones estéticamente más "bonitas", pero carentes de personalidad. Perderemos cines, locales comerciales, puntos de encuentro, recuerdos, y a algunos, un manto de indiferencia, nos envolverá a partir de entonces.
Será cuestión de dejar, como dice el tópico, el sombrero en otra parte. A unos, les cubrirá la calva, y a otros, nos recordará el paso del tiempo.
Supongo que todavía quedan muchas cosas de las que hablar, pero eso, lo dejaremos para otra reencarnación. Buen Karma Laurentino, a todos.
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