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Ayer por la noche, mi amigo Miguel Ángel, de "El Rincón de los famosos", actuaba en una cena del colegio de Aparejadores y arquitectos de Huesca.Como hacía tiempo que nos nos veíamos, le acompañé en ese bolo.
Primero, dejamos los bártulos en El Lillas, y nos dimos una pequeña vuelta por el centro para decidir dónde cenábamos.
No caímos en la cuenta de que ese viernes era día de cenas de empresa, así que al final, nos metimos en La Guiara que está al lado de Los Duendes.
Una buena elección. Una pizza de tamaño de El Alcoraz por cabeza, por poco más de siete euros. Por supuesto, yo me la terminé entera. No están los tiempos para dejar ni las migajas, no. Miguel Ángel quedó en "segunda posición".
Estuvimos un buen rato esperando a DJ del Lillas, (el señor Javimar), para probar sonido. Finalmente, éste apareció a eso de las diez de la noche.
Poco a poco, fueron entrando los comensales, y las comensalas. A nosotros, nos tocó esperar a que llegara el turno de los Postres. Pasamos el rato en el Café del arte, y poco después, en la barra de los camareros. El Señor Nacho Moya, (teclista de Manacor) se nos unió poco después.
Allí se trabaja duro, de eso, no cabe duda.
Finalmente, a eso de la una, los organizadores de la cena dijeron a Miguel Ángel, que "ya era hora de empezar".
El Rincón de los famosos funciona razonablemente bien a nivel local cerrado, tipo bodas, y reuniones sociales, pero allí, todo el mundo "estaba en otros menesteres", y finalmente, más que de humorista, Miguel Ángel, y sus personajes, tuvieron que ejercer de Speaker, rifadores y entregadores de Jamones, y demás regalos varios.
Pero él supo estar a la altura. Salió bastante airoso de la prueba.
Aún así, el ambiente estuvo divertido, como corresponde a este tipo de cenas, donde al final todo el mundo acaba llevando cuatro tragos, y nadie tiene que conducir.
Al acabar de recojer las maletas, nos bajamos a la verbena retro nostálgica ochentera del Jai-alai.
¿Dónde estaba toda esa gente que hacía años que no veías? Pues allí, por supuesto. "Ricos y pobres, todos iguales".
Conversaciones con antiguos amigos sobre sus profesiones, y el cumplimiento del deber. Se notaba inquietud en el ambiente, sobre todo, en ellas. Lo que hace la Navidad.
Y la noche acabó con un intento de retratarme con Sonia, la ganadora indiscutible de aquel reality que fue "El Bus", a finales del 2000. Esa chica es una auténtica "princesa" de la noche. Podría haber acabado siendo una especie de Anne Igartiburu en alguna televisión local, o como modelo especializada en cualquier atavio femenino. Por mimbres, no serían. Sin embargo, allí estaba, en el viejo Jai alai, por supuesto, siendo la más de lo más en esa vieja sala. La fama es efímera, desde luego.
"A miles tenías tus fans", le dije, diciéndole adiós, a ella, al Jai-alai, y a esa noche Pre Navideña. Por supuesto, no conseguí esa foto. Lástima.
Al día siguiente, la casa entera, apestaba al olor del pecado no consumado. Estamos en una edad para dejar atrás los preámbulos e ir directamente al asunto a tratar.
