Fin de semana, cuanto menos, interesante. Una visita a Jaca, a recopilar cierta información histórica, y a visitar el Monumento a los fusilados republicanos, inaugurado este pasado abril. Una idea muy emotiva. Un recuerdo a los nombres de las personas, cuyas muertes fueron casi silenciadas, durante cuarenta años. El nombre de mi abuelo, estaba allí también. Jaca, tiene historia. Se siente, a pie de calle.
Hoy, a Zaragoza, a dar una vuelta por el mercado de antiguedades, de la Plaza San Bruno. Procesión del Corpus en la Plaza del Pilar. Zaragoza, "Nacional". También se "siente", en cada esquina de esa plaza. Mercado medieval hoy. Tres bolas de coco que me he echado al cuerpo. Super buenas.
Como sabía muy bien a qué bajaba, me he acercado al Aparcamiento de la antigua Expo, al Rastro de los domingos, mezcla de mercadillo, y rastro de trapicheo. Con un poco de suerte, y algo de dinero, te puedes agenciar objetos que para el proyecto en que estoy trabajando, son imprescindibles. 20 euros, prismáticos de fabricación rusa, de los años 40, 0 50, en buen estado. Habrá que bajar más veces.
De camino a Huesca, hemos pasado por Walqa, cómo no. He sentido por aquello, el mismo desprecio que tendría por un campo de concentración. Una burla a Aragón, a Huesca, a la historia de nuestra comunidad.
Al volver a pisar esta ciudad, la misma sensación de encefalograma plano. La nada, una vez más, en las calles. Zaragoza, estaba viva. Huesca, da la sensación de vivir en una siesta perpetua, como la que me he echado esta tarde.
