Que las cosas están jodidas, es cierto, pero más cierta es aún la fábula de Samaniego. El hombre, o la mujer, más triste del mundo, es aquel, o aquella, que acepta su destino sin luchar por un mañana mejor.
Edito, porque ya se sabe que menos, es más.
Edito, porque ya se sabe que menos, es más.
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