Ayer estuve en Canfranc estación, concretando localizaciones para el proyecto "Racovitza", el nuevo corto que estoy intentando sacar adelante. Pude entrevistarme también con su Alcalde, Fernando Sánchez, persona joven y emprendedora, con una visión muy clara de lo que quiere para Canfranc, (en estos temas, que por fin se haga la película que El Canfranc merece), y que me ofreció su apoyo logísitico, político, y económico. Una ayuda que desde luego, no viene nada mal. Racovitza puede ser un grano más, un peldaño para conseguir esa meta.
Queda camino por recorrer, pero el proyecto genera cierto interés, es factible, y no es desorbitado. Aún así, recrear ciertos momentos de la historia de la provincia de Huesca, no es nada fácil. A este proyecto se suman el módulo de sonido de RAYCA, el módulo de cine, y contaremos también con la ayuda de La escuela de arte, de Huesca.
No hay nada más triste que poner tanto trabajo en manos inexpertas, actores carentes de recursos para defender un personaje, así que estoy también buscando actores de cierta experiencia para esto. Aunque por supuesto, cuento con la ayuda del Taller de teatro del Ayto. de Huesca.
De momento, como un capítulo más de toda esta gigantesca aventura, os ofrezco este montaje del viaje que hice ayer a Canfranc:
Sin duda, un viaje cargado de romanticismo, aunque demasiado largo. La estación está llena de espíritus que cuentan historias. Están grabadas en cada madera, cada vía, cada andén, abandonado a su suerte. Una vez más, se entona como un lamento el eterno: ¡Qué pena!
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